Enrique ha regresado de Brasil desesperado por recuperar a Judith pero, al llamar a su piso, en vez de la pelirroja, le ha abierto una despampanante rubia llamada Rebeca, amiga de Judith, que se ha incorporado al peculiar vecindario. El presidente va a pensar que ella está sexualmente interesada en él, sin embargo, su única intención es, como abogada, darle a Enrique los papeles del divorcio que debe firmar.
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